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miércoles, 29 de septiembre de 2010

EL REGRESO DE OSIRIS

El comic perdido y encontrado

Del Editor de TDM
(Publicado en Tierra de Maravillas. Nº 40 / Septiembre 2010)

           
            Tenía 12 años recién cumplidos cuando descubrí en el diario Clarín una historieta que llamó inmediatamente mi atención: era argentina pero ambientada en el espacio (¡increíble!), había muchas naves y platos voladores, la historia era compleja y muy original, los ojos de algunos personajes metían miedo de verdad y –un detalle no menor- la gran mayoría de los extraterrestres urlánidas eran mujeres espectaculares. Se llamaba «El regreso de Osiris», la historieta argentina de ciencia-ficción que se publicó entre el 1 de julio de 1973 y el 12 de febrero de 1979, cuando fue interrumpida debido al fallecimiento de su autor. Como suele ocurrir, desde ese momento ambos quedaron en el olvido. La tira jamás fue republicada.
            Coleccionista y amante de los comic, busqué durante años la manera de sumar a mi colección la historia de Contreras. Pero el paso de los años parecía haber provocado un gran agujero negro que se había tragado todo. Es más, nadie parecía recordar a «El regreso…» ni a sus personajes.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Los candidatos de la gente


Del Editor de TDM
(Publicado en Tierra de Maravillas. Nº 4 / Junio 2007)

 
No es intención de estas líneas fulminar la palabra “gente”. Tampoco emular a Marianito Grondona, explicando la etimología de tan noble vocablo. Porque, de verdad, es una palabra que tiene seductoras resonancias, que parecen acercarnos al común, a los seres humildes y desconocidos. ¿A que se debe entonces, esa sensación de asco, de fraude, cuando los comunicadores sociales les exigen imperativamente a los políticos que “interpreten las necesidades de la gente”? ¿Por qué será que esa misma sensación se repite cuando los aspirantes a ocupar algún sillón (municipal, provincial o nacional) se auto adjudican la condición de portavoces de esa gente? ¿Desde dónde se habla y de qué gente se habla?

De piratas

Del Editor de TDM
(Publicado en Tierra de Maravillas. Nº 1 / Febrero 2007)


            De Edward Teach, el supuesto nombre verdadero de Barbanegra, se sabe poco y nada. Lo que alimenta magistralmente su leyenda. Se cree que nació en Bristol, Inglaterra, hacia 1680, y que sirvió a la Corona hasta 1715. Después, no se sabe por qué, se transformó en pirata.
            Dicen los relatos de época que Barbanegra no respetaba para nada las reglas de la piratería. No tenía nada de romántico. No era justo a la hora de repartir el botín. No se parecía en nada a Francis Drake o a Errol Flynt en la pantalla.
            Era tremendamente cruel con su tripulación y mató a más de 200 hombres y mujeres, incluyendo a varios de sus contramaestres, en sus dos años de piratería. A uno de estos últimos, Israel Hands, lo asesinó después de emborracharse juntos una noche de junio de 1717. Torturaba a los prisioneros de las batallas y participaba de orgías sanguinarias. De más está decir que le tenían pánico.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

REEDITAN LA OBRA DE JOHN LENNON

¡Happy birthday!

Del Editor de TDM
(Publicado en Tierra de Maravillas. Nº 40 / Septiembre 2010)



Como parte de la celebración del 70º aniversario del nacimiento de John Lennon -el próximo 9 de octubre- la reedición de su discografía completa se suma a los cientos de eventos conmemorativos que se llevarán a cabo alrededor del mundo. Los álbumes clásicos de John en solitario y otras grabaciones destacables, han sido remasterizadas a partir de las mezclas originales como parte de una iniciativa de revisión del catálogo completo para conmemorar el nacimiento de una leyenda de la música. Y la novedad viene multiplicada por cuatro.

martes, 21 de septiembre de 2010

H. G. WELLS: Una desesperada utopía

Nacido en una familia humilde del barrio de Kent en Londres y dueño de una desbordante imaginación, a H. G. Wells le debemos trabajos colosales en el género de la novela de anticipación. Al cumplirse un nuevo aniversario de su fallecimiento –ocurrido el 13 de agosto de 1946- revisamos las que tal vez sean las tres obras más importantes de un hombre que pasó de creer que las inmensas fuerzas materiales puestas a disposición de los humanos podían ser controladas por la razón y utilizadas para el progreso y la igualdad entre los diferentes habitantes del mundo, a concluir -en sus últimos años de vida- que la humanidad caminaba hacia su destrucción, fruto del odio y la ambición.

Del Editor de TDM
(Publicado en Tierra de Maravillas. Nº 39 / Agosto 2010)

Cierta mitología cultural relega a Herbert George Wells como el escritor que inventó ese género conocido como Ciencia Ficción. El cine y la televisión desempolvan sus novelas y cuentos para que el espectador descubra que los efectos especiales son más impresionantes que la trama urdida por este autor inglés. Sin embargo, Wells fue en primera instancia un hombre de ciencias y un humanista confeso y a la par de esta pasión surgió su vocación de escritor.
Porque a pesar de su formación científica natural (era biólogo y físico) a H. G. Wells siempre le llamaron la atención los temas de las disciplinas humanas. Y es evidente que algunas de sus obras más importantes no pueden ser leídas sólo como ficción científica, ya que el autor no solamente hace un acertado análisis de la sociedad de su época, sino que además se aventura a profetizar cómo terminará la humanidad si es que no deja de lado los permanentes conflictos de unos contra otros.
Aunque las tramas tenían su acento en alguna especulación de la ciencia de su tiempo, su intención era buscar el trasfondo humano. Toda la obra de H. G. Wells está influenciada por sus profundas convicciones sociales y ya en sus primeras novelas, esas que lo han convertido –a su pesar- en uno de los más grandes escritores de ciencia ficción, podemos observar su preocupación por el destino de la humanidad. En La máquina del tiempo (1895) aborda el tema de la lucha de clases; en La isla del doctor Moreau (1896) y El hombre invisible (1897), los límites morales de la ciencia y la obligación del científico de actuar de forma ética más allá del poder que le otorgan sus descubrimientos; finalmente en La guerra de los mundos (1898), la crítica de los usos y costumbres de la época victoriana y las prácticas imperialistas británicas.